Una investigación de la Universidad de Curtin ha descubierto que un aumento en la actividad volcánica hace 56 millones de años no solo desencadenó un importante evento de calentamiento global que convirtió las regiones polares en un exuberante paisaje tropical, sino que también alteró la forma de los continentes de la Tierra, restringiendo así el flujo de agua entre los océanos.
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