El dióxido de titanio, que lleva años observado con lupa, vuelve a estar en el punto de mira. Un estudio constata que altera la microbiota, inflama el colon y hasta produce cambios en la expresión de proteínas en el hígado. Lo hueles y lo degustas a diario en muchos productos, como golosinas, chicles o galletas. No es la primera vez que oyes hablar de él. Se trata del aditivo E171, del que se lleva tiempo poniendo en tela de juicio su seguridad. Ahora, una nueva investigación vuelve a ponerle contra las cuerdas por su forma de poder perj
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