Vaya por delante que he abogado desde hace meses porque este marzo la movilización feminista, tan necesaria o más que nunca, fuera más imaginativa que concurrida. Lo más inteligente, dadas las circunstancias, es, sin duda, reivindicar sin ponernos en peligro ni a nosotras ni a los nuestros. Sin embargo, esto no está reñido con que crea que el ataque al 8M 2021 esté siendo furibundo, desproporcionado, brutal y sintomático del momento reaccionario que estamos viviendo.
|
etiquetas: manifestación , 8m , madrid