"Pensar que con un despacho en Barcelona se paraba el golpe era irreal", dice el exministro de Exteriores, que tacha de "ingenuas" las esperanzas de que el buen entendimiento entre la vicepresidenta y Junqueras antes del 1-O hubiera evitado la catársis posterior. Margallo habla en tono crítico del Gobierno de Rajoy: "Ha dejado judicializarse el problema y ahora es mucho más difícil".
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