De los muchos tópicos que a fuerza de repetir o de leer en los medios terminan penetrando por ósmosis en la conciencia colectiva, hay uno que afecta a los libros, y que es falso. La crisis no ha terminado con las editoriales pequeñas, sino que ha sucedido todo lo contrario. Una pléyade de nuevos sellos se han lanzado a la aventura de editar con pasión y entrega libros de carne y hueso. Nada de ebooks. La bifurcación entre los bits y los átomos se hace cada vez más patente, no son tanto dos formatos que conviven sino que se excluyen.
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