Corresponden a al menos medio millar de pacientes no demorables con un coste que la Consejería de Sanidad estima en casi 4 millones de euros. El colapso de la sanidad pública madrileña durante la pasada primavera obligó a suspender la actividad oncológica en muchos hospitales, así que la Consejería buscó alternativas a toda prisa para esos pacientes en el sector privado. Las encontró en la Clínica MD Anderson Cancer Center Madrid, la filial madrileña del gigante oncológico norteamericano.
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