En esta última entrega, Lola Índigo reivindicó la diversidad corporal. Y lo hizo al conocer la historia de María, una bailarina que sufrió un TCA (Transtorno de Conducta Alimentaria). La joven protagonizó junto a su pareja de baile, Rubén, una de las 14 actuaciones de la noche. Aunque ambos se conocen desde que eran pequeños, fue a los 15 cuando comenzaron como pareja de baile. Esta iniciativa se vio truncada por las diferencias que había de aspecto físico entre ellos.
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