"Por cada gota de sangre de obrero han de morir 100 guardias", era el lema esgrimido en la lucha del sindicato de artes blancas por sus derechos.--- La lucha de clases era una cuestión de camaradería, de abucheo a una sociedad en la que el obrero no era considerado desde ningún punto de vista. Eh, tú, proletario: ¡trabaja! Y mucho. Porque la devoción de los patronos a la servidumbre casi animal pasaba, para los panaderos, por jornadas laborales eternas a cambio de una peseta, si es que llegaba. “Se descansaba cuando no había nada que hacer”.
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