Hay instantes que se quedan grabados en la memoria con todos sus detalles intactos. Me acuerdo del ángulo del rayo de sol que caía en el piso del pasillo, del calor seco en el verano californiano, cómo sonó el teléfono y las palabras desde el otro lado de la línea: “Ganaron, cayó la dictadura. Salió Somoza”. Para una generación, fue el ejemplo vivo de que el pueblo organizado podía derrocar a una dictadura y soñar otro futuro. Pero las cosas cambian. Ortega se incrustó en el poder, con características cada vez más autoritarias y corruptas.
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