El tamaño importa. Y esta vez además fue clave en la detención de un peculiar grupo de criminales, una banda de ladrones de farolas que actuaba en la autovía del cantábrico y que llegó a apropiarse de hasta 68 de ellas. Así es la magnitud del robo, casi 70 de esas enormes piezas que llegan a ser las luminarias. Y para moverlas hace falta un vehículo que requiriera esas características. El móvil final era revenderlas. Este material, valorado en más de 6.000 euros se hallaban depositados en un anexo de la empresa denunciante.
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Otro plan sin fisuras