Si tan solo Corbyn y su equipo hubieran escuchado a sus propios miembros, en lugar de tratar de abrazar a sus enemigos más amargos dentro del partido, especialmente elementos internos laboristas proisraelíes como el Movimiento Laboral Judío y la parlamentaria derechista Margaret Hodge. Si la izquierda británica espera evitar el destino de Corbyn en el futuro, tendrá que aprender esta dura lección: nunca hacer concesiones al lobby de Israel. Nunca será suficiente, por lo que sería mejor que rechazaran sus demandas directamente.
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