[...]Esta vez una simple emoción derivó en la preocupación sobre la manera en que nosotros, adultos amantes de este género, podemos empezar a cultivar el gusto por el mismo en los más jóvenes. Es de inicio una tarea difícil porque se trata asimismo de un estilo en ocasiones enrevesado donde los patrones que necesita nuestro cerebro para simplificar las cosas y entenderlas, no existen. O si existen, siguen unas pautas abstractas que incluso a los más estudiosos les cuesta explicar.
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