Las Administraciones Públicas no cuidan el lenguaje. No se preocupan de que los ciudadanos entiendan los escritos, que esencialmente van dirigidos a los ciudadanos. Con frecuencia los escritos administrativos son jeroglíficos plagados de referencias legales y frases yuxtapuestas en las que uno ha perdido el hilo a mitad del párrafo. Eso cuando no perdemos la respiración por falta de puntuación. A final de este artículo, un reciente ejemplo habla por sí solo.
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