La historia de Santa Comba de Naves, cuyo origen se remonta como mínimo al año 888, giró abruptamente en el siglo XIX. Las sucesivas desamortizaciones cuestionaban las ingentes propiedades de la Iglesia. Fue el caso. El lugar quedó abandonado. Hasta que, en 1906 y mediante subasta, el tatarabuelo de Artur Iglesias se hizo con él, según figura en un documento de compraventa. La familia Iglesias litiga ahora con su actual propietario, que lo adquirió en 2015. La Diócesis de Ourense, que lo inmatriculó 15 días después de asegurar que no era suyo.
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