Si miras el cielo, observarás que los pájaros que revolotean por encima de los tejados no dibujan piruetas alegres sobre el aire: huyen. El miedo les dispara plomo y buscan otro cielo. Un panorama orwelliano pinta de gris los paisajes. Niegan a Saramago y las palabras que un día escribió García Márquez quedaron prisioneras bajo una capa de alambres de acero y pensamientos uniformados... A Quevedo lo encerraron por loco, tapiaron los molinos de Cervantes y al Rucio lo nombraron ministro con cartera.
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