La funcionaria Marta Renedo —nacida en Madrid— no sabía que tenía el teléfono pinchado cuando (febrero de 2010) fue cesada como jefa de servicio de la consejería de Administraciones Públicas del gobierno asturiano. Podía haberse apropiado de 600.000 euros del erario público. Casi 10 años después del día que la pillaron, Renedo ha ingresado en la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) para cumplir una condena de nueve años de prisión. Una pena de corrupción severa; sin muchos precedentes para un funcionario público español.
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