Lo hiperreal trae a primer plano una convincente colección de intrascendencias desastrosas. De alguna manera se informa de todo lo que está sucediendo y se transmite y comenta, creando un parloteo explosivo de micro-impactos que domina nuestras conversaciones superficiales. Y luego, al día siguiente, han desaparecido dentro de un agujero negro de amnesia y son remplazados por otra dosis de veinticuatro horas de temas que atraen la atención.
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