Congo, 1904. Un hombre está sentado en un porche, con la mirada intensa sobre algo. Al principio no se puede saber qué es, pero un enfoque más cercano revela la asquerosa realidad: Es el pie amputado y la mano de una niña. Nsala, el hombre de la foto, fue fotografiado por la misionera inglesa Alice Seeley Harris después de llegar a su misión agarrando un paquete que contenía lo que quedaba de sus hija de cinco años. Había sido asesinado y descuartiada en castigo por no cumplir su pueblo con las cuotas de goma que el régimen imperial les exigía.
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