Arrinconadas en el espacio familiar, víctimas en muchos casos de la violencia doméstica, alejadas de los puestos de responsabilidad política y empresarial por un techo de cristal, mujeres como Amel Hadjadj observaron en el Hirak la oportunidad dorada para reivindicar la igualdad. "La mujer tiene el mismo papel que el hombre en el Hirak, luchamos contra el mismo sistema excepto que nuestro combate es una doble pelea. En este sistema hay componentes del patriarcado y una sociedad que discrimina a las mujeres y contra eso también luchamos".
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