Basta un paseo por Nueva York, Dubái, Tokio o Shanghái para comprobarlo: nos gusta que nuestras ciudades crezcan a lo alto. Desde hace décadas, por una razón de espacio y de precio del suelo —probablemente también en una demostración de poder con interesantes implicaciones freudianas—, intentamos estirar al máximo el techo de las metrópolis. A nosotros nos encanta. A los pájaros, menos. Las fachadas acristaladas de los edificios, las torres de comunicación y el tendido eléctrico acaban convertidos con frecuencia en obstáculos contra los que pie
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Si las jirafas hubieran sido alimentadas en el suelo no tendrían el cuello largo
De no salir esa mutación seguirían comiendo del suelo.
De hecho, comen del suelo. Igual que beben agua, pero viendo la postura que toman será incómodo.
Así suena una frecuencia de 4 kHz:
www.youtube.com/watch?v=1IxYDHY2jqg
No me gustaría tener esa mierda pitando cerca.
Donde yo he visto golpes de pájaros es en un primero. Y con lógica, está a la altura de los árboles y los nidos.
Aunque viviendo en un trece aún me suben putos mosquitos a molestar... quizás sea lo mismo en todas las plantas.