El problema: lo que tumbó la sentencia de 2020 del TJUE es el Privacy Shield, el acuerdo transatlántico que permitía a las multinacionales transferir datos de usuarios europeos a EEUU. El TJUE dio la razón a Max Schrems, el activista austríaco que está detrás de la plataforma de activistas en defensa de la privacidad Noyb. No ha sido hasta 2022 cuando Meta y otras grandes tecnológicas como la propia Google se las están viendo con las primeras resoluciones de las agencias de protección de datos nacionales en materia de estas transferencias.
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