Si las personas adineradas utilizan préstamos a bajo interés para evitar vender acciones y pagar impuestos sobre las ganancias de capital, la solución debería ser obvia: gravar directamente los préstamos subyacentes que se tratan como ingresos personales. Tratar los préstamos grandes como ingresos realizados. Desde el inicio de la pandemia, más de medio billón de dólares se han sumado al patrimonio neto de los multimillonarios, cuyas cifras han aumentado en un 13,4%.
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