¿Nunca os habéis preguntado por qué uno mismo no se hace cosquillas cuando lo intenta? Eso sí, cuando es otra persona quien las hace se pueden convertir en algo difícil de aguantar, tanto es así que en tiempos antiguos -y no tan antiguos- se emplearon cómo un cruel método de tortura que podía llevarte a la muerte. Se han realizado distintos estudios con escáner comparando cómo se estimulaban las distintas regiones cerebrales aplicando cosquillas a un grupo de personas y a otro que se las provocaban ellos mismos.
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