El pasado invierno fue el segundo menos lluvioso de la historia, lo que impidió que los pantanos se llenaran. Los embalses españoles vuelven a estar un verano más en una situación delicada, pero este año es más duro que los anteriores. Un invierno extremadamente seco, una primavera más cálida de lo habitual y unas olas de calor continuas desde que comenzó el verano mantienen los embalses españoles en un 41,9% de su capacidad total, un porcentaje que cae semana a semana.
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