La foto que este año ha ganado el World Press Photo, la competición de fotoperiodismo más importante del mundo, es un pequeño milagro. Tomada de madrugada, a la luz de la luna, en condiciones precarias, con una larga y peligrosa guardia a las espaldas de su autor, el freelance australiano Warren Richardson. Tan milagroso fue tomar la imagen como lo que cuenta en sí: el paso de un padre y su hijo por la frontera entre Serbia y Hungría, refugiados que han logrado alcanzar las puertas de la Europa comunitaria tras escapar de la guerra.
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