Menos de 24 horas después de aquel enigmático mensaje, un niño de 14 años estaba gravemente herido en un hospital de Manchester con heridas de arma blanca. Una en el tórax, más o menos leve, y otra en el abdomen, esta segunda de varios centímetros de profundidad, tanto, que le había perforado el riñón y el hígado y requirió la extracción de la vesícula biliar.
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