Muchas mujeres que trabajan en bares y restaurantes tienen la misma experiencia: son empleos fáciles de conseguir, ofrecen un entorno de trabajo creativo y poco convencional y pueden incluso generar un ingreso considerable. Pero con demasiada frecuencia, esa cultura y ese ingreso están vinculados a aguantar el acoso sexual. El acoso sexual es un hecho de la vida para demasiadas mujeres en la economía, con alrededor del 60% diciendo que lo han experimentado. Muchas antiguas trabajadoras de esta industria luchan para erradicarlo.
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