Samat Senasuk no ha visto a su familia en los últimos seis años, los mismos que ha estado enrolado en un barco de pesca, la mayor parte del tiempo en contra de su voluntad. "Primero me dijeron que era sólo para dos años. Pero extendían todo el tiempo el contrato, sin preguntarme si estaba de acuerdo o darme vacaciones. Cuando me negué a seguir trabajando para ellos, me echaron del barco sin pagarme los seis años que me debían", explica Senasuk
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