Son las 9 de la mañana de un miércoles de julio en la ciudad de Cuiabá, la capital del Estado de Mato Grosso y del millonario sector agroindustrial brasileño. En la calle lateral de una carnicería se ha formado una cola enorme. Centenares de personas esperan horas bajo un sol intenso, sentados en la acera, hasta que se abre una puerta y un empleado comienza a repartir lo que sobró del deshuesado de las reses. Son solo huesos con restos de la carne vendida, pero para la población de menos recursos sirven de fuente improvisada de proteínas.
|
etiquetas: brasil , hambre , caridad , bolsonaro , pandemia