Tasado en 3.000 millones de euros, el fabuloso patrimonio de la Casa de Alba apenas genera dividendos. La laxa administración de años y el tren de gastos llevaron a sus responsables a abrir al público el palacio sevillano de Dueñas y el de Monterrey, en Salamanca. El próximo jueves le tocará el turno al de Liria, una auténtica cueva de tesoros artísticos. La Casa necesita hacer caja.
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