No parece que el compromiso con el desarrollo sostenible coincida con inundar de grandes embalses espacios de alta sensibilidad ecológica de la Ribeira Sacra o el Macizo Central (Iberdrola) o la Agenda 2030 abarque tirar residuos en una zona protegida de A Limia y ni siquiera recogerlos tras ser multados (Banco Santander). La publicidad "verde" y esos códigos de buenas prácticas de ciertas grandes empresas se estrellan después con las sombras de, por ejemplo, el caso Villarejo.
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