“¡No! ¡Quédate ahí!”, le grita el policía, bengala en mano, a un Jaguar i-Pace de Waymo sin nadie a bordo ni al volante. Pero nada, el coche quiere seguir avanzando sí o sí. Cada vez que el agente recula, el coche avanza. Y ya está en medio del cruce. Las incursiones de los vehículos autónomos en situaciones de emergencias son cotidianas. Los bomberos se vieron obligados a intentar que el coche se alejara de uno de sus camiones, al que se había pegado como si fuese un atasco y les impedía acceder a él, mientras estaban en una intervención.
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