Vivieron rápido, murieron jóvenes y dejaron un bonito cadáver. O, todo lo contrario, subvirtieron el tópico y no cumplieron con ninguno de los requisitos para que les colgasen la maldita etiqueta. Sin embargo, sus vidas infortunadas, al límite, accidentadas, desbordantes o trágicas han contribuido a catalogarlos como artistas a contracorriente. Periodistas, músicos y programadoras glosan a sus cantantes malditos. Todos yacen bajo tierra, aunque quizás sea el momento de resucitarlos en el reproductor.
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etiquetas: música , músicos , malditos , inolvidables , vidas trágicas