A primera vista, muchos de los vehículos que recorren las calles de La Habana y otras ciudades de Cuba serían joyas apetecibles para los coleccionistas de automóviles clásicos: viejos Cadillacs, Chevrolets, Packards, Fords y demás de los años 40 y 50, plenamente funcionales y en cantidades inauditas en comparación a sus similares aún operativos en Estados Unidos. no habría un entusiasmo masivo entre los coleccionistas y comerciantes de autos clásicos de fabricación estadounidense por saltar a la isla para comprarlos y luego revenderlos...
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