La agencia reguladora europea someterá el avión a sus propias pruebas antes de dejar que vuelva a volar. La postura de EASA es un duro golpe a las esperanzas de Boeing de volver pronto a poder volar, y también es una ruptura con la práctica de las agencias de aceptar las certificaciones de otras agencias. Se especulaba que los 737 MAX podrían volver a circulación el mes que viene, pero los operadores europeos necesitaran el visto bueno de EASA primero.
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