Lidia se despertó sin recordar nada, con dolor de cabeza, con marcas de forcejeo en los brazos, heridas en los muslos y desnuda en la habitación de un desconocido que también estaba desnudo. Había sufrido una violación por sumisión química. Había salido a tomar algo y terminó drogada en contra de su voluntad. Cuando Lidia fue a la policía a denunciar su violación por sumisión química al agente no se le ocurrió otra cosa que preguntarle: » ¿Llevabas sujetador?«…
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