Pobre y rudo como los obreros que protagonizaban sus novelas, ambientadas en el viejo sur estadounidense de los años 40 y 50, el cowboy del gótico sureño, William Gay, pasó décadas intentando ver publicada alguna de sus historias. Hasta que un día, los mismos agentes y periódicos que le habían rechazado acabaron besándole la puntera de sus botas manchadas de barro. Tenía 55 años. Esta es la historia de un autor ‘outsider’ que siempre fue fiel a sí mismo.
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