Decía Sánchez Covián que una de las maneras más eficaces para adelgazar era quedarnos siempre después de comer con la sensación de tener hambre. Vamos, levantarnos de la mesa antes de que nos estalle el botón del pantalón o de la falda y no podamos más. Pero para ello hace falta una voluntad de hierro, algo de lo que los comilones carecen y todos y cada uno de nosotros cuando decidimos ponernos a régimen. Así que hay que recurrir a otras tácticas
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