Un millar de voluntarios recuperan el espacio con actos culturales y reúnen 46.213 euros en una campaña de micromecenazgo para restaurar la cilla. La vegetación trepaba por columnas y claustros, adueñándose, tras siglos de abandono, de este cenobio asentado desde 1236 en el valle de Manzanedo, al norte de Burgos. Fundado por donación real de Alfonso VII, se mantuvo activo en el valle hasta su venta tras la Desamortización de Mendizábal. Desde entonces se han sucedido profanaciones, robos de piedras y expolios en un imparable deterioro.
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