A lo largo de la historia, la despoblación fue producto de catástrofes: eras de hielo, plagas, el colapso de las civilizaciones, guerras.... En los últimos años, sin embargo, estamos haciendo que disminuya la población de forma deliberada, al elegir tener menos bebés de los que necesitamos para reemplazarnos. En gran parte del mundo desarrollado y en desarrollo, ese declive ya está en marcha, ya que la urbanización, el empoderamiento de las mujeres y la disminución de la religiosidad conducen a que tengamos familias cada vez más pequeñas.
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