Para saber si un Chéjov funciona, es decir si un montaje de una de sus obras acierta en la diana del público, han de producirse varios efectos en el espectador: ha de entrar en la atmósfera emocional de la pieza y sentir que las vicisitudes y sentimientos de los personajes le aluden de alguna manera, debe en algún momento sentir que le inunda una tristeza indefinible, incluso que se le humedecen los ojos; ha de suspirar, ha de decirse que la vida es bella, y al instante siguiente abandonarse a la melancolía. Debe entender la historia, claro...