Enrollarse con un familiar sin tan siquiera saberlo. Puede parecer una locura pero no lo es, al menos en Islandia. En un país de unos 300.000 habitantes en el que la mitad de ellos vive en la capital, Reikiavik, no parece raro que al final todas las personas pertenezcan a unas cuantas familias. Para poder tener claro quién pertenece a una familia o a otra, estos habitantes cuentan con una herramienta única: el Íslendingabók.