Sabemos muy bien que el cine es solo un juego de ilusiones cuidadosamente diseñado. A menudo, las películas y los programas de televisión de géneros como la fantasía y la ciencia ficción exigen a los espectadores un importante sacrificio de realismo y lógica, todo por el bien del disfrute. Y ese suspenso de creencia no se puede lograr sin imágenes de primer nivel que nos proporcionen criaturas mitológicas, monstruos generados por computadora y escenarios futuristas.

Con un presupuesto de 60 millones de dólares, la película Horizonte final fue un fracaso de taquilla, recaudando poco más de 26 millones en cines. La producción del film había sido muy problemática, pero el principal motivo de su fracaso se achacó al corte final que se realizó por exigencia de Paramount Pictures. Se redujo considerablemente el metraje original planteado por el director, afectando enormemente al producto final que se llevaría a los cines.

En cinco décadas de trayectoria el erotómano dibujante ha acuñado multitud de definiciones sobre el significado de lo erótico en su obra —para él es «energía primaria», «impulso vital» y está convencido de que «el erotismo que dibujo es tranquilizante»— pero quizá la más conveniente para esta retrospectiva sea esa en la que afirmaba que el erotismo es «la posibilidad de ser eternos». Quizá por eso hay desnudos, hay felaciones invisibles, pubis, damas a veinte uñas… pero rara vez dos personas haciendo el amor. De ahí la habilidad de Manara.

El apodo de Buster fue puesto por el ilusionista Harry Houdini, colaborador del padre de Buster, que, al verlo caer de una escalera, sin una sola herida a la edad de tres años, exclamó: «That was a real buster!», que podría traducirse por: «¡Menuda caída!» o también «¡Qué tipo más tremendo!» o «¡Qué temerario!». Ganador de un Óscar honorífico en 1960, en 1996 Keaton ocupó el 7º lugar entre los 50 mejores directores de cine del listado de Entertainment Weekly y en 1999 ocupó el puesto 21 de los mejores actores del cine clásico.