El estrés, la infelicidad, la caída del pelo o la menopausia son aspectos de la vida cotidiana que han pasado a convertirse en problemas patológicos que requieren una “solución” médica. Eso explica por qué ciudadanos sanos acuden a la consulta de su médico para pedirle pruebas, revisiones o recetas de fármacos no siempre justificadas: los medios, la publicidad, informaciones interesadas, comentarios, les han convencido de que tienen un problema para el que hay una solución...