Los españoles dormimos poco. O no tanto como deberíamos. Somos, después de los portugueses, los europeos que más tarde nos vamos a la cama. Más de la mitad nos acostamos pasadas las doce de la noche, algunos incluso más tarde de la una de la mañana. Esto viene motivado en gran medida por nuestro ritmo de vida. Eso se traduce en que acabamos durmiendo una media de seis horas diarias y vamos a trabajar entre bostezos pensando ‘ya recuperaré el fin de semana’. Sin embargo, eso es un error. Si queremos de verdad rendir, hay que dormir más y mejor.