Javier Sierra (Teruel, 1971) no alza la voz para hablar, responde a todo con una cadencia sibilina. Tantos años hablando de misterio le han forjado una manera de entonar, o quizá ya venía de fábrica. De fábrica turolense. Gusta escucharle porque apenas titubea, tiene el dato en mente, la comparación precisa, la historia que hace conectar al público.