Nuestro cuerpo es una sinfonía de olores. Horrísona y también armónica, según el lugar donde hundamos nuestra nariz (o el tiempo que haga de nuestro paso por la ducha). Por ello, la cultura popular, que tiene mucho callo a la hora de resaltar lo peor de la condición humana, repite aquello de «canta la Traviata» o «son tus perjúmenes mujer los que me sulibellan» cuando se enfrenta al mal olor corporal. O «te ha abandonado el desodorante». O, entrando en jerga más ramplona, «aquí huele a leonera» o «a choto» o «apesta a sobaca mora»...

Sinfonía Fantástica de Hector Berlioz interpretada por la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la batuta de Valery Gergiev.

El rechazo de la crítica a su lenguaje musical y el elevado significado que otorgó al arte llevaron a Sibelius a distanciarse del mundo y a forjar su mundo interior, compuesto por motivos íntimos y vinculados a su vida personal. El amor por la naturaleza finlandesa fue la única atracción extrínseca que sintió y marcó al compositor, hasta el punto de hacerle participar de la realidad y constituir su principal recuerdo, reflejado e inmortalizado en su 5ª Sinfonía.