Este jueves a mediodía ha tenido lugar la joya de la corona del programa que el ejecutivo ha preparado para conmemorar el 80 aniversario de la muerte de Manuel Azaña en el exilio: una exposición en la Biblioteca Nacional que iba a tener como padres pródigos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y al rey, Felipe VI, pero que se ha quedado huérfano de uno (quizá el menos pródigo, pues no deja de ser irónico que el bisnieto de Alfonso XIII rinda homenaje a Azaña), ya que el Presidente está en cuarentena.
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