Las mascotas no entienden qué es lo que están viendo y pueden sentirse celosos al ver que están siendo dejados de lado en lo que consideran un juego. Piensan de forma parecida a los niños y es por eso que saltan en la cama e interrumpen. Es también habitual que analicen a la persona con la que se practique sexo y, en caso de no gustarles, actuar en consecuencia.
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