Si analizamos la forma de proceder de nuestro cerebro, enseguida descubriremos que discriminamos continuamente a los demás por toda clase de razones, mayormente espurias o veleidosas. Y que si dejamos de discriminar por un motivo, discriminaremos por otro, hasta el punto de que ya no deberemos preguntarnos cómo dejar de discriminar a los demás, sino qué motivos serían los más justos y racionales para hacerlo.
|
etiquetas: cara , ciencia , psicología , cerebro